Este 3 de Febrero feriado en Entre Ríos por la conmemoración de la batalla de Caseros, en Urdinarrain también se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de José Raúl Jorge o simplemente “Pelé”, como se lo conocía en la ciudad. Este 2021 se cumplen 3 años de su desaparición física.
Entrañable personaje de pueblo que supo ganarse su lugar en la memoria colectiva y cada año, cientos y cientos de vecinos lo recuerdan con nostalgia. Nuestro pelé fue encontrado muerto en el museo del caballo en el Complejo La Estación. La historia de un hombre sencillo, de incomparable humor, que se convirtió en un personaje del pueblo.
Lejos de títulos, medallas, puestos o burocracia, José Raúl Jorge –tal cual era su verdadero nombre- se ganó reconocimiento y fama en la ciudad a razón de su humildad, sencillez y un sentido del humor pocas veces visto.
“Pelé” falleció a los 64 años, mientras trabajaba en el Museo del Caballo ubicado en el Complejo Cultural La Estación. El deceso se produjo alrededor de las 11 a raíz de un paro cardiorrespiratorio,
La historia de un hombre sencillo, de incomparable humor, que se convirtió en un personaje del pueblo.
En el año 2014, este entrañable personaje del pueblo había narrado su historia de vida a ElDía y Radio Cristal, donde contó su dura infancia. Había nacido en Capital Federal y a los pocos meses llegó a Urdinarrain, viviendo en una casa de barro junto a otros cinco hermanos en uno de los barrios más humildes de la ciudad. A los 5 años, ante la difícil situación por la que atravesaba, fue entregado a una familia sustituta en Concordia, pero al no poder conservarlo por no poder brindarle el apellido, dos años más tarde debió regresar a Urdinarrain.

Su lugar en el mundo: Pelé amaba estar en el Complejo Cultural La Estación.
LA NOTA QUE MERECE SER RECORDADA (*Nota publicada en 2014 por Juan Fernández, Pelé adoraba este articulo y a todos les mostraba que había salido en el diario.)
Lejos de títulos y burocracias, este personaje que enaltece al pueblo es reconocido por sus gestos de humildad, sencillez y un humor que a sonrisas le frenan la marcha a las lágrimas de una vida muy difícil de sobrellevar.
Si a alguien se le ocurriese ir a Urdinarrain y golpear la puerta de cualquier hogar o simplemente detener a algún vecino y preguntarle por, José Raúl Jorge, seguramente la gran mayoría dibujaría una sonrisa en su rostro, pero con asombro no sabría responder quien es. Sin embargo si preguntaran por “Pelé”, todos contestaran de quien se trata: Simplemente nuestro Pelé.
José Raúl Jorge “pelé” tiene 61 años, nació en Capital Federal pero cuando tenía 9 meses de vida, sus padres se separaron y su madre se vino al pueblo, dejando atrás la identidad, de aquel pequeño morenito. En el pueblo la vida no fue fácil: la pobreza golpeó con furia y el niño salió a pelearla desde muy chico para ayudar a su madre y a sus otros medios hermanos.
Un buen día en el barrio se ganó el apodo de “Pelé” por su pelo crespo y su tez morena, aunque a diferencia de aquel virtuoso jugador del fútbol que se llenaba de fama en la década del 60, nuestro Pelé triunfó gambeteándole a una vida llena de obstáculos que él se propuso superar, apretando los dientes y siempre con un humor muy particular que logró que ganara por goleada su gran partido, y ser querido por todos en esta ciudad donde hoy aun trabaja como empleado municipal en el complejo cultural La Estación; Allí donde cuida plantas, limpia y ordena, hace mandados, y también se convierte en una especie de guía turístico para quienes visitan el galpón del museo de carruajes….
Así es nuestro Pelé que hoy le abrió la puerta de los recuerdos para narrar su historia que el mismo comienza a contar…
¿Cómo es que nace la historia de Pelé?
Nací en Buenos Aires en el hospital Salaverry, pero mamá se separó de papá cuando tenía pocos meses, por eso nunca conocí a mi padre. Ahí vinimos a vivir en Urdinarrain, mamá hizo otra pareja donde tuvo más hijos y nos criamos en un barrio muy humilde. Éramos muy pobres, imagínate seis hermanos donde yo era el más grande, teníamos un ranchito de barro en el barrio hermana Cecilia, no teníamos luz ni agua ni nada, pero de a poco me fui formando. A los 8 años ya salía por el pueblo con una azada a carpir, la gente me regalaba pan y otras cosas, no fui a la escuela de chico y la verdad que tuve una vida bastante dura, pero nunca me quede, en esa época iba al matadero (lugar donde realizaban carneadas), recuerdo que me paraba en una esquina descalzo y con un cuchillito y cuando pasaban los carretones me subía e iba donde me daban achuras o cebo para hacer grasa que después vendía para ayudar a la familia.
Era una vida muy dura para un niño…
Si, la verdad que sí, Cuando tenía 5 años la situación no daba para más en casa y me habían dado a una familia de buena posición, me llevaron a Concordia y estuve unos dos años pero cuando me quisieron poner el apellido de ellos, no pudieron porque nadie sabía dónde estaba mi papá, entonces ahí volví a casa con mi mamá.
La pasábamos mal, pero yo siempre andaba, hasta perseguía los trenes que en esa época eran de carbón para ver si se les caía carbón que luego vendía, pedía gallinas en la avícola las que no superaban el peso y las ataba de la pata y las vendía a los gritos en la calle, también les buscaba agua para la gente que trabajaba en los galpones en tiempo de cosecha y a cambio me daban maíz o trigo y yo los vendía para las gallinas. Hice muchas cosas hasta que fui creciendo y conseguí un trabajo más estable en un comercio en el centro del pueblo donde repartía en bicicleta los pedidos y ahí estuve hasta grande cuando me casé. También logré ir a la escuela de adultos y pude terminar la primaria.

Recuerdos que no se borran: Pelé conservaba recortes de diario y fotos
A pesar de esa vida todos lo admiran por su permanente humor
Sí, siempre fui así, andaba en todos lados, iba a los corsos y me disfrazaba, siempre con buen humor, iba a la canchita del barrio donde me pusieron el sobrenombre de Pelé pero no por como jugaba sino porque era bien crespito y por el color, en ese tiempo armábamos pelotas con la vejiga de la vaca porque no teníamos para comprar una pelota, Me bautizaron así y casi nadie sabe mi nombre y apellido, hoy todos me dicen pelé hasta los patrones del municipio, todos, todos. Hasta cuando voy al sanatorio y me toca el turno, los médicos me llaman por Pelé…
¿Y a qué se debe ese humor a pesar de una vida tan dura?
Pase muchas malarias, pero nunca me afecto el humor, siempre me gustaron los chistes y hacer reír a la gente, nunca tuve maldad. Tuve tanto contacto con la gente que me dio la posibilidad de ser sociable y hablar con todos y joder, por eso es bueno salir adelante y ponerle humor. La única vez que me caí fue cuando me separé, porque había luchado tanto desde niño para llegar a tener mi techo y un plato de comida todos los días, tenía trabajo y ahí sentí que todo se derrumbó porque había luchado tanto, y ese golpe me había dejado sin ganas de seguir, me había entregado y ya no quería vivir, pero gracias a Dios, recibí ayuda y lo pude superar y volver a vivir con humor. Tengo mi trabajo hace muchos años en la municipalidad, y estoy la mayor parte del tiempo de mis días acá en el complejo La Estación donde paso mis horas trabajando y conversando con todos
LA NECESIDAD DE BUSCAR SUS RAICES
¿Fuiste en busca de tu historia paterna en algún momento?
En el año 1998 con la ayuda de amigos me decidí y me llevaron al programa que conducía Franco Bagnatto en América TV “Gente que busca Gente” y me cambió la vida porque descubrí que tenía cuatro hermanos por parte de padre y me contaron la historia de mi papá, lamentablemente lo que buscaba ya no estaba; porque mi padre había muerto, pero según mis hermanos, cada navidad que pasaba, él les recordaba que en alguna parte del mundo estaba yo, fue una desilusión no haberlo podido conocer pero descubrí quien era y como era. Todos me decían: “que igualito que era a José, por mi papá”, siempre quise saber de él y quien era, y no es que el me haya abandonado, sucede que mi madre se vino sin decirle nada y el nunca más me pudo encontrar porque la comunicación era distinta en esa época. Hoy aún tenemos contacto con mis hermanos, y fue lindo haber descubierto esa parte de mi vida porque yo siempre pensaba y decía que me iba a morir sin conocer esa parte de mi historia y no fue así.
Simplemente Pelé, hoy se lo puede ver con más de 60 años, montado en su bicicleta, cantando o a los gritos por la calle, bailando o lanzando una broma justa a cada ocasión, es que en el fondo sigue estando aquel niño que superó sus batallas. Hoy dice sentirse rico con diferencia a ayer. Hoy sigue siendo aquel que una vez que se lo conoce es difícil de olvidar, porque no por casualidad los visitantes al museo de carruajes, donde Pelé hace una especie de guía y recibe a los turistas, al marcharse dejan escrito en el libro de visitas, no solo las bellezas de los carruajes de la época sino también el nombre estampado sobre la atención y la bondad de Pelé, no por casualidad aquellos que se marchan lejos a sus pagos, lo llaman por teléfono “incluso desde Madrid” como él insiste en remarcar y no por casualidad aquellos que vuelven a visitar la ciudad, lo primero que quieren es ir a visitar a: Simplemente nuestro Pelé…