Como todos los años se realizará en Urdinarrain el grito contra el abuso sexual infantil con la 12° edición de la marcha de los globos blancos que se realiza en el marco del Día Internacional para la Prevención del Abuso Sexual contra las Niñas, Niños y Adolescentes.
Este año el recorrido de la marcha será desde la plaza Urquiza hasta el barrio Giacoma donde en la plaza se dejará inaugurado un mural pintado en alusión a la fecha.
En una nota enviada a UrdiDigital se informó: “La ONG “Con los gurises NO” realiza la tradicional MARCHA DE LOS GLOBOS BLANCOS el viernes 18 de noviembre. Salimos de Plaza Urquiza a las 18 horas, hasta Plaza del Barrio Giacoma. Habrá números artísticos y suelta de globos. Participemos y gritemos todos juntos ¡CON LOS GURISES NO!!!!”
La invitación es para todos los vecinos que quieran acompañar y también participaran instituciones de la ciudad.
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19 de Noviembre: Día Internacional para la Prevención del Abuso Sexual contra las Niñas, Niños y Adolescentes.
El abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes es una de las peores formas de violencia contra la niñez y adolescencia. A pesar de que constituye un problema creciente en el mundo, la mayoría de los casos no son detectados ni denunciados. A diferencia del maltrato físico –cuyo diagnóstico depende de la posibilidad de ver las lesiones- y de la negligencia adulta hacia el bienestar infantil -que se diagnostica al ver niños privados de los cuidados parentales básicos (desnutridos, no escolarizados, sin cuidados médicos básicos, entre otras formas de vulneración de sus derechos)-, la detección del niño que fue o está siendo víctima de abuso sexual depende de escucharlo para saber qué pasó.
La importancia de escuchar al niño cuando toma la palabra radica en que su descripción frecuentemente es la más importante, poderosa y, en muchas ocasiones, la única evidencia del abuso cometido en su contra. Por ese motivo, es imprescindible prestarles atención, privacidad y escucharlos sin juzgarlos.
En la mayoría de los casos detectados no suele haber lesiones físicas que funcionen como indicios para determinar quién fue el agresor ni hay una conducta específica o prototípica que los niños víctimas presenten. Tampoco suele haber testigos, ya que quien comete un abuso sexual suele hacerlo a escondidas.
Todos estos factores, sumados a mitos enraizados y prejuicios culturales que operan en detrimento de los niños cuando toman la palabra para develar sus padeceres, hacen que el diagnóstico y posterior denuncia sean una tarea compleja. También opera una premisa falsa que sostiene que “si no hay lesión, no hubo abuso”. Esto agrava la situación porque sin detección los niños no reciben tratamiento, ni protección ni justicia. Los NNyA víctimas de abuso sexual con frecuencia callan: por miedo, culpa, impotencia, desvalimiento, vergüenza. Suelen experimentar un trauma peculiar y característico de este tipo de abusos: se sienten cómplices, impotentes, humillados y estigmatizados.
Este trauma psíquico se potencia con el paso del tiempo, cuando la consciencia de lo sucedido es mayor. Si bien la mayoría de las víctimas de abuso sexual e incesto paterno filial son niñas y adolescentes del género femenino, también los varones sufren abusos que callan por temor a ser cuestionados respecto a su orientación sexual y por miedo a ser vistos como agresores sexuales.
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